sábado, 19 de marzo de 2016

LIBRERIA LA CENTRAL 17.30

Aunque el mal carpintero rompa sus herramientas,
calme la ira con más dolor,
salpique los recuadros que no se ven,
grumos de barniz que las lamas tejen ,
un ejército de tiernas sábanas terminará por incendiar cuanto nos rodea,
llegará siempre ese día en que los huesos se desgajen de la carne y abandonen toda esperanza,
pero ahora no, hoy no,
ahora germina el silencio de los besos y de las palabras,
ínfimo tacto que se apodera de las páginas en flor.
Igual que la primera vez, tiritando y nervioso,
paseo cegado por el ansia de llegar más lejos,
el ruido de tus pisadas me reencarna en las hojas que quiero que mires,
que pasees la mirada como hicimos tres años atrás,
recorras con los dedos las líneas impresas como la piel montañosa que ruge, los mares sedientos que se colman, los hilos que fijan la realidad a estos estantes acostumbrados a quererse en silencio;
atropelladamente voy atravesando con la espada el frío de los nombres ilustres que abren sus ojos a nuestro paladar,
son jilgueros que cantan con la sordina del tráfico,
abren a los cielos encapotados sus nudos para que mese tus rizos al acabar el día,
cuando las defensas no mienten,
y el agua clara del pozo, la que sacia la sed más profunda de los hombres
nos baña a borbotones,
peregrina andanza de las letras puestas como hormigas a trabajar,
las leo en voz alta mientras ya nadie atiende a su llamada más que los pasos del tiempo.