lunes, 21 de octubre de 2013

ARISTAS DE BRONCE

¿Puede usted quitar su bota de mi cuello?
A cambio,
enseñaré a su salvaje familia la herencia occidental,
a follar furtivamente,
quemando cualquier reducto de superioridad,
aplaudir a tiempo
a los especialistas de la emoción y del desasosiego,
esperar y acumular
aborrecibles e incomodas vísperas de los demás.
Estaremos el tiempo que haga falta,
con la luz encendida,
y el ancho camino desbrozado,
drenando el lago estival para que el efecto haga flotar la canoa,
envainaremos, quemaremos la letra, la herencia,
pondremos el oído en la estatua de bronce:
“Te ruego no destrocen los perros mi carne ante las naos aqueas,
Plantados frente a frente, jadeantes, ambos se aprestan a la lid de Marte,
Oí llorar entre sueños a mis hijos, que conmigo estaban y me pedían pan,
Os daría violetas, pero todas marchitaron cuando murió mi padre
Te mostraré el miedo en un puñado de polvo”
qué mayor venganza para el tiempo.

jueves, 3 de octubre de 2013

TIERRA QUEMADA

“la habitación rebosaba ruido gris”
                                                                                              (James Merrill)


Aunque muerdan mis intestinos los carroñeros
sigo esperándote,
con orden y miedo.
Resisto el retumbar del son de la tijera
que separa las coincidencias del azar,
rompen allí las olas de la conciencia,
dioses policromados señalan al estío,
es el dedo púbico que sortea el charco,
escasos alimentos que hemos de compartir.
Cuando por fin llegues,
lo poco que quede mi,
será como un hilo de lápiz tenue,
amargo, que no colmará tus sueños.