martes, 15 de julio de 2014

DISCURSO ACADÉMICO: WALT DISNEY

Hunde la almohada contra su rostro e imagina que es una estatua clásica,
amarillenta, como el pelo podrido de los muertos,
rasga el silencio en busca de novedades,
algo que lo rescate,
un disparo a bocajarro que rompa el silbido del tiempo.
Cama y asiento de ausencias,
tedio irresponsable que cae,
es la piel del monstruo que lucha por el pedazo que le falta,
podría arrebatártelo con la mirada
o saltar sobre tus intestinos hasta que cedieras,
pero él siempre prefiere el mensaje lúdico a las palabras metafísicas,
el consumo de pequeños caprichos a los vertederos,
estirar el horizonte en busca de las últimas voluntades que nunca son las últimas,
has de dejarlas pasar,
extenderlas contra el infinito,
orgullo de mármol mate e incandescente,
es el orden ejercido en el mundo por las cuerdas incomunicables.

jueves, 3 de julio de 2014

UN REPRESENTANTE DEL VIEJO MUNDO

“llenamos formas preexistentes
y al llenarlas las cambiamos
y ellas nos cambian”
                                                                                                                       (Frank Bidart)


Tempo feroz de mis palabras,
condéname por mis dunas y arboledas,
ya reniego del sabor de la fruta madura,
de la manta contra el frío,
del cuchillo que abre la carne.
Lo mastico, todo lo he masticado hasta la saciedad,
simulando que tengo hambre y no miedo,
y miro de frente a quienes me acompañan y me refrescan la espera,
yo también los estoy acompañando.
Corrígeme si me equivoco pero he dilapidado tantas horas reconociendo la asombrosa llave,
llaves y contenedores de llaves, amontonadas, fundidas y vueltas a perder,
ya no tengo agallas para recitar a mis mentores, susurrarles al oído mis respetos, darles nombres porque también dudaron del trato,
de todo hubo, locura extrema era encerrarse a oírse,
inventariar tablas como cuando éramos niños y errábamos por puro miedo,
aquí se ven ahora las entrañas de las generaciones,
licor fermentado a golpe de miedo y hermosura
porque eso es lo que nos reconoce cuando hemos cruzado el umbral de las importancias relativas,
las angustiadas bombas enrojecen los cuerpos, sin decírselo a nadie, caen en cuanto se las mira,
y sepultan la historia,
la escala que pende de algo más fuerte y lógico que mis obras, que mi recuerdo,
no serán suficientes para contener el miedo,
arrastrar lo pies, vender, siempre vender, es la receta para aceptar lo que soy.