jueves, 30 de noviembre de 2017

PASEO FUGAZ

“lo que trasciende al entonar los cantos”
                                                                                  (Amy Clampitt)



Perder fabrica memoria,
sustraerla del centro de la detonación,
empujar los rastrojos del impacto,
borrar la gota que hidrata el punto de fuga,
son las consecuencias y las ambiciones de no ganar nada,
de no ser nadie en medio de la carencia remachada al silencio,
permanecer en la sequia helada mientras se espera un turno,
corazón que no llega porque hablar ya no toca,
no es natural, enredado en la propia raíz hasta expulsar los coágulos y ser un hueco minúsculo en el bosque que no se viste,
entonces esa masa infame de carne pegada a la piel que nos sustenta comienza a cantar,
desenvolviendo misterios, prescindiendo del envase y de la espada quebrada que tapona los ruidos de hojas arrastradas por el barrendero,
crece el espectro, burbujas de lava que son todas las vidas en una,
hechas masa líquida que se desparrama pendiente abajo a fulminar cuanto encuentre,
a darle mandobles hasta que entiendan que el templo no es posible
y es mejor oír aunque sea a los agonizantes que esperan la sombra alada,
que os de de beber, que os cambie las manos de sitio y que retire la fortaleza que hay de fondo.
En solemne rapto de realidad,
la luz será silencio acomodado,
permeable y fundida a los labios que permanecerán en calma tras el rumor del ronce,
dejadlos oír, ningún mal podrá haber,
los muertos levantaron el sitio y nos dejaron un lugar por donde huiremos.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

SOL DE OTRA CALLE

                                                                                  Dylan Thomas



La sorpresa es abrir el día,
vocalizarlo a martillazos,
hacerle daño por ser lo que toca.
Nada serio ocurriría si se cerrasen los cofres según el uso horario:
irían cayendo en un impostado silencio,
no oiríamos a la sombra derramarse,
se detendría en una espera que se mataría con un vistazo a la parte delantera de la cosas,
cajas que tomarían un aire para no devolverlo,
avalanchas de gas y materia metálica,
ese es el legado para adelantar al tiempo que abre y cierra una ventana maravillosa por donde lanzar confeti,
el que hemos guardado para la madurez de la tarde,
se arrastra y brilla en la conciencia como un pequeño sumidero donde se cuela la gloria del bendito día,
no nos arrepintamos,
puede pesar al ocaso, como un anillo demasiado pequeño,
marcado en el rostro al defender la jornada como una estúpida razón para continuar.
Alguien te dirá que es la señal,
no lo creas, el azar tiende a repetirse,
carga con ello.