“la habitación rebosaba ruido gris”
(James Merrill)
Aunque muerdan mis
intestinos los carroñeros
sigo esperándote,
con orden y miedo.
Resisto el retumbar del
son de la tijera
que separa las
coincidencias del azar,
rompen allí las olas de la
conciencia,
dioses policromados
señalan al estío,
es el dedo púbico que
sortea el charco,
escasos alimentos que
hemos de compartir.
Cuando por fin llegues,
lo poco que quede mi,
será como un hilo de lápiz
tenue,
amargo, que no colmará tus
sueños.
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