miércoles, 22 de noviembre de 2017

SOL DE OTRA CALLE

                                                                                  Dylan Thomas



La sorpresa es abrir el día,
vocalizarlo a martillazos,
hacerle daño por ser lo que toca.
Nada serio ocurriría si se cerrasen los cofres según el uso horario:
irían cayendo en un impostado silencio,
no oiríamos a la sombra derramarse,
se detendría en una espera que se mataría con un vistazo a la parte delantera de la cosas,
cajas que tomarían un aire para no devolverlo,
avalanchas de gas y materia metálica,
ese es el legado para adelantar al tiempo que abre y cierra una ventana maravillosa por donde lanzar confeti,
el que hemos guardado para la madurez de la tarde,
se arrastra y brilla en la conciencia como un pequeño sumidero donde se cuela la gloria del bendito día,
no nos arrepintamos,
puede pesar al ocaso, como un anillo demasiado pequeño,
marcado en el rostro al defender la jornada como una estúpida razón para continuar.
Alguien te dirá que es la señal,
no lo creas, el azar tiende a repetirse,
carga con ello.

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