martes, 12 de diciembre de 2017

EL MAL INFINITO

El hambre me cala,
mordaza que cierra la sangre hacia los intestinos,
se crea un lago viscoso y sucio, terra incógnita en los bordes,
el árbol susurra a la sombrilla sobre donde quedan los límites y las promesas. No es poesía.
Magma, a qué hora quieres explotar?,
yo te espero metiéndome la mano en la boca,
reventándome la mandíbula,
dientes muertos, aliento de nido cagado,
lengua aleteando en el aire podrido que aplana la campanilla,
labios en herpes calcificados e indisolubles,
cuál es el órgano de las palabras?
no se salva de los clavos y el martillo,
del ruido y del desplazamiento hacia el rojo,
desliza jugos, anochécelo, anochécelo,
son los huevos podridos que corren, reventados, piernas abajo,
aunque los incendiara, no se desmenuzarían,
la voz interior es el olor que atraviesa el mundo, encadenado al vómito canino, circuito cerrado del hambre,
sangre atrapada en el reflejo del recién nacido, no es poesía, es dar la vez y oír a los cobardes reticentes apuntarse,
tú que conoces el ánima de este río, cuándo me romperá?

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