miércoles, 27 de mayo de 2015

ENTIERRO EN 2+ 1


“y al no ser nada él mismo, no contempla
nada que no esté ahí, y la nada que hay”
                                                                                         (Wallace Stevens)


Lo he dejado aparte para que respire y entre en calor,
los niños ya le han arrancado la cabeza,
huele a nieve batida, esa que nadie aprecia.
Cercado por la tierra encallecida, las hiervas lo empujan hacia adentro,
huele a invierno que se escapa con los cadáveres recibidos por la tierra.
Descabezado sonríe hacia la nada.

Luego la indulgencia resecará la manos heladas hasta volverlas hueso,
por mucho que el fuego se esfuerce ya no habrá tregua,
hacer un túmulo, una vasija, una gran muralla que divida los reinos,
y alejarlos de los caminos, que se pierdan del mundo hasta que la casualidad lo halle vestidos tal como los dejaron
o alzar la mano tan arriba como las piedras lo permitan y sirvan de orientación a los transeúntes, y lo rodeen con ira, por el tiempo perdido, por el orden en el que militan,
son unas órbitas dentro de otras,
la más rotunda de la nadas.

Como especie es a lo máximo que podemos aspirar.

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