jueves, 9 de febrero de 2017

COSAS PARA PEDIR A LOS PERROS



Pedir a un perro que abandone su instinto,
que definitivamente abandone el placer de chupar el suelo meado,
se comporte como un humano,
y, como un igual, obedezca contemplativo,
arrastrándose ante la voz y a la piedad.
Vestirlo por si llueve o hace frío,
que asista al telediario con suma atención y silencio por si las malas noticias le afectan y deba ponerse a temblar,
renunciando a los rostros y esquemas que nos sirven para rezar, acompañando en el fondo de nuestra muerte a la suya,
como un terrorífico príncipe que ordena el sumo sacrificio al único que puede comprobar que la chapa, chip, peinados veraniegos, son unos regalos que se devolverán más adelante,
que la fidelidad es silencio
y la caca compacta, porque ya no es mierda,
es imposible que sea mierda si es de los nuestros.
Aunque nos escuche enfadarnos, porque nos decepciona, con tiránicas expresiones para que se siente, coma o se haga el muerto,
sobre todo el muerto y que moleste poco, se desplace poco,
no pueda imaginar nada para sí,
a cambio los paseos, los olores a perfumes lisérgicos, las palabras como buenas noches, mira quien ha venido,
y una segunda voz conteste afirmativamente por él,
siempre positivo,
porque si no, podemos olvidarlo en cualquier sitio,
olvidarlo en el campo y que sea lo que es, oledor de mierdas y orinas.

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